Por otra parte, los hábitos y las redes de movilidad han ido evolucionando a lo largo de los últimos años, acompañados también de una transformación de la ciudad tanto desde el punto de vista urbanístico como regulador. Eso hace que la red de autobuses tenga que convivir con esta transformación no solo en las paradas, donde el espacio puede ser compartido con otras redes de movilidad, sino también en la vía pública por donde circula.
Paralelamente, la tecnología asociada a la conducción autónoma ya es una realidad que se está aplicando a diferentes modalidades de transporte, desde los privados e individuales hasta los públicos y colectivos. La rapidez del desarrollo tecnológico y la progresiva implantación del transporte podrán configurar, en un futuro no muy lejano, no solo el sistema de movilidad actual, sino también el conjunto del diseño y funcionamiento de la ciudad.
Por lo tanto, si bien la prestación del servicio de autobús en Barcelona es de calidad, hay un amplio recorrido de mejora para lograr la excelencia y promover así un servicio más accesible, sostenible, seguro, funcional y equitativo.
Este margen de mejora exige, indiscutiblemente, incorporar las innovaciones tecnológicas que se encuentran en proceso de desarrollo y también los posibles cambios de comportamiento y percepción de las futuras personas usuarias de los sistemas de movilidad que adoptarán estas tecnologías, con el fin de que se genere una mejora integral del sistema de movilidad.